Que el amor se localice en una determinada área del (nucleo) estriado, asociada
con las adicciones a las drogas, podría explicar que "el amor es
realmente un hátido que está formado por un deseo sexual que se
retroalimenta a través de una recompensa.
Funciona de la misma manera en el cerebro como lo hace las drogas en las personas adictas", afirma Jim Pfaus, principal autor de este estudio.
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