Guión: Samuel Taylor, Billy Wilder y Ernest Lehman
Reparto: Humphrey Bogart, Audrey Hepburn, William Holden, John Williams
Y es que Bogart no se llevaba bien ni con el director ni con sus dos compañeros de reparto. Bogey se lo pensó mucho antes de aceptar el papel en una película romántica ya que eso podía perjudicar su imagen de tipo duro (una de las condiciones que puso fue la de disparar en la escena en la que está probando el nuevo material).
Una vez aceptado el papel no le gustaba su compañera, Audrey Hepburn, él prefería a su mujer Lauren Bacall, pero tanto Wilder como William Holden se negaron al cambio. Hay que mencionar, que aunque casado, Holden mantenía un romance en aquella época con Audrey, quizás eso fue lo que no le gustaba a Bogart de su compañera, ya que también se llevaba tan mal con Holden que ni se dirigieron la palabra durante el rodaje. Dicen que Audrey y William estuvieron a punto de llegar al altar pero cuando ella se enteró de que a él le habían practicado una vasectomía, la relación se terminó, sumado a que ella no quería parecer una destroza hogares.
El caso es que Humphrey se mantenía al margen de Wilder, Holden y Hepburn y mientras ellos tomaban Martini tras los rodajes, Bogart se retiraba religiosamente a las seis para ir a tomarse unos whiskys: Bogart se autoexcluyó desde el principio, creyendo que existía un complot contra él para que su trabajo en la película fuera eclipsado por el de Audrey. Esa injustificada paranoia acabó convirtiéndose en un in disimulado desprecio hacia la joven actriz que obligó a Wilder y a Holden a intervenir más de una vez en defensa de la pobre Audrey.
“Sabrina” se llevó un Oscar al mejor vestuario, a cargo Givenchy, que pensaba que “la señorita Hepburn” a la que tenía que hacer los trajes era Katherine, no la joven Audrey. Está claro que cuando se conocieron se disiparon todos los posibles prejuicios ya que la actriz pasó a ser la musa del diseñador francés que la vistió en infinidad de ocasiones.
Bogey, como ocurrió en Casablanca, tuvo que calzarse unas alzas para disimular el 1,70 que medía Audrey.
Al acabar el rodaje Bogart y Wilder se despidieron amablemente, eso sí, a parte y en privado jurarían no volver a trabajar el uno con el otro, y así fue.
Acerca de Audrey, Bogart dijo de ella, cuando le preguntaron qué tenía en su contra: "Nada, realmente. Si no te importa tener que repetir veinte veces la misma escena cada vez...".
VÍA Tepasmas.com
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